¿Que vas a hacer cuando Google cierre tu cuenta sin motivo aparente?

Ceder tu información personal, tus mails, tus fotos, tus documentos, tus planillas y tus bookmarks a una única compañía tiene sus ventajas: todo se mantiene en sincronismo, es de rápido acceso, y no hace falta andar preocupándose por el espacio en disco o los problemas de seguridad domésticos. Pero, siempre existe la posibilidad de que esa compañía, por el motivo que fuere, te cierre la cuenta y pierdas el total acceso a tu vida digital. Eso es lo que está sucediendo ahora: aquí, aquí y aquí tienen algunos eventos que se sucedieron en las últimas horas; recomiendo especialmente leer éste último, una persona que desde hace años confió en los servicios de Google y de un día para el otro perdió absolutamente todo. Google se reserva el derecho a explicar por que está suspendiendo cuentas con frases de manual como "su perfil está violando las normas de la comunidad" y aparentemente lograr intercambiar información con un representante es una odisea.

Con esta perspectiva, sugiero que piensen detenidamente antes de volcar la información de su vida a los servicios de Google haciendose esta simple pregunta: Si el día de mañana me suspenden la cuenta, ¿cuales serían los efectos negativos de perder acceso a mis datos? Y ahí tienen varias opciones para evitar esta catástrofe:

- Si aún sabiendo esto, quieren seguir usando todos los servicios de Google, pueden optar por mantener copia de seguridad de todo lo relevante en otro servicio, o en su propio sistema local.

- Tambien pueden no utilizar todos los servicios de Google (vamos, que hay un montón de alternativas) y distribuir nuestra información entre diversos servicios de la nube.

- O cagarse en absolutamente todo (como yo, que no archivo mis mails, borro toda la música que ya no escucho y solo guardo algunos cientos de MBs de fotos en un disco duro) y solamente mantener copia de seguridad local de lo estrictamente necesario.

"El gran hermano" es una linda utopía de ciencia ficción que a veces mete la cola en la realidad y con una bofetada binaria nos recuerda que no todo lo que reluce es oro.