lunes, febrero 13, 2012

Publicando nuestra vida en las redes sociales: ¿Cuál es el límite?

Aclaración: El blog estuvo en estado de "pausa" las últimas semanas porque me tomé unas merecidas vacaciones. Ya estoy de regreso, con muchas ganas de arrancar el sexto año juntos ;)

Hace un rato me encontré con éste peculiar video en el cual un padre que descubre que su hija publica comentarios en Facebook hablando "mal" de su familia (una de las tantas adolescentes rebeldes que hacen catarsis con sus amiguitos, digamos) y toma la drástica decisión de cagar a tiros su notebook en un video que publicado en Youtube. El video, ya tiene 21+ millones de visualizaciones, y seguramente les habrá traído bastantes problemas a la familia (si, más de los que ya tenía).



Cuando termino de verlo, luego de cagarme de risa un rato, pienso... ¿y para que lo hizo? ¿era necesario? ¿que ganó? Y así vuelve a mi mente el famoso dilema del cual tantas veces hablamos en Alternaria Semanario sobre las redes sociales, y su buen o mal uso por nuestra parte. Muchos de nosotros "invertimos" muchísimo tiempo manteniendo actualizados nuestros perfiles de Facebook, Twitter, Google+ y Youtube. Nos la pasamos subiendo contenidos, comentando otras publicaciones, a veces compartiendo información de valor para los demás, a veces publicando mierda, y a veces publicando cosas que deberían quedar para nuestro ámbito más íntimo. ¿Somos conscientes del impacto que puede tener en nuestra vida cada una de las cosas que ponemos ahí fuera? ¿Somos conscientes que probablemente estén ahí por siempre, y que alguna vez nos podríamos llegar a arrepentir por haber publicado tal o cual foto/comentario?

Probablemente nosotros, los que más estemos metidos en éste asunto de la tecnología y la conectividad, tengamos un sentido más desarrollado de ésta cuestión; pero ¿que hay del resto de los seres humanos? Aún hoy, en 2012, veo gente que publica "mensajes privados" en los muros de sus amigos, pensando que nadie más que ellos los ven.

Siempre digo que las Redes Sociales tienen ese particular efecto en las personas de hacerles creer que están siendo protagonistas de una exitosa película de Hollywood, y que se emite en tiempo real. Hacerles creer que hay una inmensa cantidad de gente ahí afuera pendientes de cada cosa que hacen o dicen (no). Divertida y peligrosa ilusión que puede traer todo tipo de consecuencias desafortunadas.

Está bien que nos divirtamos en las redes sociales, está mucho mejor que las utilicemos con cautela para un objetivo en concreto... pero todo tiene un límite. El mío en particular, es no ventilar cuestiones privadas que creo que pueden perjudicarme a mi o a algún ser querido ahora, o en un futuro. ¿Y el de ustedes? Como los conozco, se que no deben ser muy diferentes al mio.

Ahora bien... ¿que hacen los responsables de las redes sociales para conscientizar en éste aspecto? ¿Que hace el estado? ¿Que hace el sistema educativo? ¿Que hacen los padres? Poco y nada. Los adolescentes viven hoy, una era de total libertad y descontrol en sus ecosistemas digitales que ya está teniendo consecuencias desafortunadas.

Con este post quiero hacer mi pequeño aporte a la toma de consciencia. Me gustaría que cada uno de nosotros, desde nuestro lugar, llame la atención cuando sea necesario a ese familiar o amigo que usa Facebook para contar que odia a su jefe, o que tiene ganas de defraudar a su aseguradora. Quizás de movida no les caiga muy bien el comentario, pero seguramente con el tiempo lo valorarán.

He dicho.