miércoles, octubre 10, 2012

Las Redes Sociales: El cigarrillo de nuestra generación

Es Facebook el nuevo Phillip Morris? Se pregunta Motherboard en una interesante nota en la cual analizan los resultados de diversos estudios psicológicos llevados a cabo durante los últimos años en donde la necesidad de las personas a verificar sus redes sociales está practicamente por sobre todos los demás hábitos "adictivos" que tienen muchos seres humanos como el cigarrillo, el sexo, el chocolate, y dormir.

Meh, ¿cual es la novedad? Dirán muchos de ustedes. Ninguna, sin embargo, no quería dejar de desarrollar un poco más el tema. Dado que, como todo hábito compulsivo, el riesgo a que se torne negativo y contraproducente para nuestra calidad de vida es realmente alto.

Empecemos por el principio: chequear las redes sociales es ya un hábito natural para la mayoría de nosotros. Y los hábitos, tanto los negativos como los positivos, funcionan de un modo muy similar en nuestra psiquis. Existe un disparador, un proceso y una recompensa. En el caso de las redes sociales, la "recompensa" suele ser una interacción desde el otro lado (una respuesta, un Me Gusta a una foto, un DM, lo que sea). El "disparador" suele ser algún pensamiento futurista en un momento de procrastinación (o no) - "Huy, a ver si me comentaron la foto..."; y el "proceso" es dejar lo que estamos haciendo para entrar y mirar. Cuando hay recompensa (una respuesta), la mente se calma un poco y podemos seguir adelante. Cuando no la hay, el hábito no es saciado, y a los 30 segundos tenemos el impulso de repetir el proceso con la esperanza de que el resultado sea diferente, y haya recompensa. Se imaginan que ambos caminos (hay recompensa-no hay recompensa) en la medida que el hábito está cada vez más instalado, se convierten en vicio. La necesidad de recompensa es cada vez mayor, el proceso es más significativo, el disparador es más recurrente.

Ok, creo que todos podemos sentirnos identificados en mayor o menor medida con ésta situación, no solo en las redes sociales... y aún así seguimos adelante con nuestra vida pero ¿a que precio?

Particularmente con la cuestión de las redes sociales veo dos factores negativos que pueden surgir de éste hábito compulsivo. El primero tiene que ver con el proceso, lo que nosotros hacemos para lograr una recompensa. ¿Notaron que la mayoría de las personas entra a las redes sociales con un perfil bajo, publicando cosas solo esporádicamente y conforme van pasando las semanas se vuelven guionistas de su propia película, escribiendo cuan gansada les sube a la cabeza en sus perfiles? Eso es simplemente, porque la necesidad de impacto es mayor. Es tan grande, que se puede llegar a poner por otras cuestiones un poco más sensibles como la seguridad de la información privada. Hacer check-in en tu casa, es una estupidez que no merece mayor reflexión.

El otro factor negativo es como este circulo vicioso de disparador-proceso-recompensa afecta nuestro flujo productivo cotidiano. Cuando estás prestando atención a un cálculo en una planilla de Excel, y te aparece el pensamiento "disparador", estás en un problema. Porque si le das importancia, estás procrastinando. Y si no le das importancia, estás generando una situación de ansiedad.

¿Entonces? ¿En que quedamos? ¿Cerramos todos nuestros perfiles y nos recluimos en la desconexión digital? No, definitivamente no. Sin embargo, ser conscientes de ésta situación (y con esto me refiero a tener esta información que estoy compartiendo con ustedes presente) nos va a ayudar a evitar caer tan seguido en la trampa. Controlar mejor el hábito y encontrar un balance en el cual podamos disfrutar de las redes sociales y las inmensas posibilidades que ellas nos ofrecen, mientras seguimos adelante con las cosas para las cuales estamos en este mundo. Los hábitos no se borran, pero pueden manejarse. Es un tema interesantísimo y si les interesa podemos desarrollarlo un poco más en el futuro...