Quiero plantear brevemente un tema que estuve pensando a raíz de las "ventajas" que Mark Z. vendió de forma tan convincente ayer durante su presentación. La red social como una limitación a nuestra capacidad de chocarnos con lo inesperado.
¿Cuantos de mis contactos son fanáticos de Star Wars, como yo? ¿Cuantos de mis contactos comieron en éste restaurant? ¿Cuantos de mis contactos le dieron like a ésta película? Son algunas de las preguntas que le podremos hacer a Graph Search, para entonces, tomar una decisión a la hora de ir al cine, elegir un restaurant o publicar un contenido. Ahora bien, ¿que a mis contactos les haya gustado algo, es garantía de que a mi tambien me va a gustar? Definitivamente no. De hecho, en mis redes sociales, lo que me une a mis contactos son una serie de tópicos (muy limitados en cantidad por cierto) que me resultan interesantes. Y lo que me une a mis amigos "verdaderos" son cuestiones mas emocionales, que superan nuestras diferencias en gustos e intereses por muchísimo.
Es cierto que la Web es un mar incontrolable de información, y que las redes sociales nos "ayudan" a filtrar todo lo que hay ahí afuera para crear un ambiente reconfortante, en el que sentimos que tenemos un poco más de control sobre lo que sucede en el espacio virtual. Pero... al encerrarnos cada vez más en estos espacios y "confiar" en tecnologías como Graph Search, ¿no estamos coartando nuestra capacidad de descubrir cosas nuevas? ¿De asombrarnos? ¿De chocarnos con lo desconocido?
Día tras día, los resultados de búsquedas en Google, las recomendaciones de Twitter y de Facebook, las sugerencias en iTunes y Amazon son más y más personalizadas... y yo, cada más frecuentemente tengo esa sensación de que "me estoy perdiendo de algo". Y cuando me doy cuenta de esto, y quiero salir de mi "micromundo" noto que me resulta cuanto menos, complicado.
Tiro la inquietud, como para ir teniéndola en cuenta...