Antes que nada, quiero destacar que estamos en 2013 y claramente Facebook y Twitter son dos plataformas totalmente diferentes, cada una con sus pros y sus contras. Creo que, a esta altura del partido, compararlas es totalmente inútil e innecesario ya que se complementan perfectamente. Pero volvamos al punto inicial, ese "odio" hacia una plataforma de comunicación que en ambos casos, creo son maravillosas. Cuando me pongo a pensar un poco en ello, y a preguntarme porque alguien puede odiar una plataforma de comunicación, noto que en realidad no están odiando a Facebook (o a Twitter) en sí, sino lo que leen en esas redes. Y ahí está el secreto del disfrute de cualquier red social.
Porque la cuestión es armar tu propio ecosistema. Aquel en el que más te interesa participar. Si odias tu newsfeed de Facebook o tu timeline de Twitter, ¡claramente estás en contacto con la gente equivocada!
Hace un tiempo sentí algo por el estilo en Twitter. Me había aburrido absolutamente de todo el ecosistema de Twitteros argentinos que twitteaban compulsivamente cada acción de sus vidas. Sus tweets interferían con lo que me interesaba incluso en las páginas de Flipboard en mi iPad. Entonces decidí tomar una acción drástica: dejar de seguir a todo el mundo y solo seguir a los perfiles que twitteaban links que me interesaban. Así Twitter se convirtió en una experiencia totalmente diferente... aunque no tan entretenida. Por eso estoy buscando un "balance" ahora, siguiendo a algunos perfiles que empecé a extrañar...
Creo que debemos ser muy cuidadosos con la información que consumimos. Así como elegimos que sitios Web visitamos, o que canales de televisión frecuentamos, seleccionar minuciosamente los perfiles en las redes sociales con los que vamos a estar vinculados definen la experiencia.