Nunca tuve problemas en admitir mi preferencia por iOS frente al sistema operativo de Google. Preferencia basada en malas experiencias previas que tuve principalmente en dos oportunidades: Un smartphone Motorola Milestone 1 que probablemente haya sido el peor smartphone que usé en mi vida (en gran parte, por el sistema operativo que incluía de stock) y unos cuantos días jugando con una Motorola Xoom que motivó a la comparativa de aplicaciones que hicimos con Fede Aikawa, y que tantas críticas levantó en los comentarios. Ahora bien, el tiempo pasa, y las cosas cambias, de sobremanera.
El panorama actual es bastante peculiar. Es innegable que Google ha hecho gran esfuerzo en mejorar su sistema operativo para móviles. Es una realidad que los desarrolladores de las principales aplicaciones (Flipboard, Instagram, etc.) finalmente adoptaron la plataforma haciendo versiones de la misma calidad que para iOS. Y es verdad también que desde hace unos tres años, Apple no hizo absolutamente nada para mantenerse a la vanguardia de la innovación en iOS.
Con este panorama, me llegó la época de renovación del móvil (que al no ser un fanático, eso sucede cada dos o tres años) y decidí darle una nueva oportunidad a Android. El primer asunto que apareció fue el de "que dispositivo elegir". Me enamoré del nuevo HTC One, pero apostar tanto dinero a una plataforma con la que tuve tan malas experiencias me pareció una decisión osada. Finalmente, decidí comprar un Samsung Galaxy S2, un smartphone un poco viejo, pero que sigue siendo una bestia en sus prestaciones y es bastante económico en el mercado.
Como ya es mi estilo, resumo esta semana de experiencia en los siguientes puntos:
- Es verdad. Android creció, y mucho. Sus principales aplicaciones tambien. Algunas se ven tan o más lindas que en iOS. Apple va a tener que hacer un gran trabajo de "lavado de cara" a su sistema operativo que ya parece casi de juguete.
- La inconsistencia en la usabilidad de las aplicaciones aún sigue ahí, y es algo que no va a cambiar. A veces el botón de "Aceptar" está arriba a la izquierda, otras veces a la derecha, otras veces dentro del menú de opciones y a veces ni siquiera hay botón de aceptar. Solo hay que "ir hacia atrás" en la navegación del celular. Tendré que aprender a vivir con eso.
- Las notificaciones tambien son un problema. Debería haber un centro unificado para gestionarlas. Entrar en cada aplicación para deshabilitarlas es realmente tedioso. Además, cualquier juego tiene por defecto el poder de enviarme notificaciones, ¿como no pedir permiso para esto una vez ejecutada la aplicación por primera vez?
- En personalización y funcionalidades, Android le pasa el trapo a iOS, a costa de a veces tener que invertir tiempo en configurar el equipo y su interfaz como lo deseamos. Pero eso siempre se agradece.
- La mayor parte de las cosas que me irritaban de Android (sus cuelgues, reinicios, aplicaciones que no funcionaban, malware, interfaz visual espantosa, etc.) ya no son tan frecuentes, de hecho... casi no están.
- Si uno se pone a comparar las prestaciones que ofrecen los celulares de alta gama (One, S3/4, etc.), no tienen nada que envidiarle a los dispositivos de Apple. Y el precio de usar un sistema operativo mucho más simple y consistente es realmente excesivo, al menos en Latinoamérica.
Así es como, en líneas generales, me estoy amigando con Android. Y como alguna vez dije, celebro esta competencia entre las compañías por llevar la tecnología hacia adelante. Ahora espero con ansias que se traerá Apple en iOS 7... y entonces veremos si me seducen de volver a la plataforma o no. Por lo pronto, me quedo tranquilo de poder disfrutar de sus aplicaciones en mi iPad 2.
No quiero terminar esta mini-actualización de mi novela con Android destacando un punto que dejé para el final por lo curioso. ¿Cómo puede ser que todavía no hayan podido emular el "feel suave" de iOS en el scrolling? Hasta el iPhone 1 se siente más suave al desplazarse entre fotos, texto, páginas o aplicaciones! Un verdadero misterio...