jueves, junio 27, 2013

La Cultura Libre: El camino para trascender el tiempo y el espacio.

Cuando comencé con el proyecto The Kyoto Connection, hace poco más de seis años, tomé la decisión de que iba a "regalar" la música, publicándola con una licencia de cultura libre (Creative Commons) para que la gente la pueda descargar libremente desde la Web. Muchas personas me decían que estaba tomando una decisión estúpida, que debía acudir a una discográfica y cobrar por mi trabajo musical... y a todos, siempre me resultó muy difícil explicarles cuales eran mis aspiraciones con respecto a ese aspecto creativo de mi vida. Creo que hoy puedo explicarlo desde la experiencia, y desde un sentimiento de "misión cumplida" que puede servir mucho a quienes tengan aspiraciones similares.

Lo explico brevemente. Todo creativo quiere que su trabajo sea visto y disfrutado. Y ese es mi caso. Nunca me consideré un músico profesional, nunca proyecté mi futuro en base a "vivir de la música"; sin embargo descubrí en un momento de mi vida que hacer música, desde el rol de la producción, es algo que me apasiona de sobremanera. Por eso me puse a producir música que siempre quise que otros puedan escuchar y disfrutar. Mi única aspiración con The Kyoto Connection (y con todos los otros proyectitos musicales de los cuales participe y participo) era que llegue a la gente, a la mayor cantidad posible. Que el mensaje que yo quería transmitir desde la obra se convierta en una fuerza que movilice... "lo que sea" del otro lado. Compartir mi música para que la gente la descargue libremente siempre me pareció la forma ideal de generar muchas oportunidades de "movilizar"; en un mundo en el que ya casi nadie paga por la música, por lo cual confiar en una discográfica me parecía una trampa.

Mi último disco, Wake Up, lanzado hoy hace exactamente un mes, cuenta ya con más de 13.000 descargas. En total, el proyecto The Kyoto Connection en sus seis discos publicados, cuenta con más de 100.000 descargas en todo el mundo. Por las estadísticas que me dan las plataformas de música libre, y lo que yo mismo fui descubriendo, aprendí que:
No hay un sólo día en el que no suene una canción de The Kyoto Connection en alguna parte del planeta. 
Hoy, de hecho suenan varios temas cada día. Y hay temas de The Kyoto Connection en todos los rincones del mundo. Se imaginan que saber que la obra de uno vive por si misma, siempre y a pesar de mi mismo, es una gran satisfacción personal... es saber que el mensaje vuela, llega, y genera cosas. Es saber que mi misión está cumplida.

La música publicada como Cultura Libre genera cosas todo el tiempo, a diario recibo peticiones para usar la música en eventos, documentales, videos de Youtube, radios, etc. A todo siempre agradezco y digo que si. Porque es mi manera de mantener viva la llama de aquello que tengo para decir. Es mi forma de trascender el tiempo y el espacio. Y además porque disfruto muchísimo viendo las obras que se generan a partir de lo que yo alguna vez hice.

Entiendo que el dinero sea un gran motivador de muchas personas que tienen algún tipo de destreza artística... no es mi caso. Si el fenómeno genera algo en esa dirección, no lo voy a despreciar, pero mi norte siempre fue trascender. Trascender las fronteras del tiempo y el espacio. Que mi mensaje vuele y perdure. Y compartir mi música libremente fue la mejor decisión que pude haber tomado para lograr ese objetivo.

Siempre creí que la música está en el aire... y nos trasciende a nosotros mismos. Siento que como productor, soy un simple intermediario de un mensaje que siempre estuvo flotando, y yo lo convertí en música que al publicarla libremente, la solté como a una paloma para que vuele y siga su camino natural. Al compartirla, la música ya no es mía... es del mundo. Pero la felicidad de verla volar, no tiene precio.