Luego, en los '80s aparecieron empresas que sostenían que el software sí era importante, era un producto que debía ser elaborado meticulosamente, producido y presentado. El software no era ya una receta de cocina sino un objeto que podía ser vendido en los supermercados y tiendas especializadas. Era sin dudas una evolución en la forma de monetizar una actividad que evidentemente requiere gran tiempo y esfuerzo. Grandes corporaciones tomaron forma, algunas crecieron, otras no supieron encontrar una manera efectiva para comercializar o producir su producto y terminaron sus días absorbidas por otras que sí lo lograron.
Al mismo tiempo se gestaba un movimiento de personas que extrañaban esas épocas en las que el código fuente era considerado una receta que los interesados en utilizarla podían compartir libremente de forma que todos se beneficiaran del trabajo mutuo en comunidad, evitando reinventar la rueda cada vez que se necesitaba una. Unos acusaban a los otros, los partidarios del software como producto acusaban a los otros de "locos" por no pensar cómo ganar dinero con su labor, y los segundos llamaban a los primeros "esclavistas de usuarios" por no permitir que éste eligiera libremente cómo y para qué quería usar el producto. La guerra entre "Software Libre" y "Software Privativo" había comenzado.
El problema con el software privativo es que quién desea utilizarlo debe comprar una licencia por cada computadora en dónde lo desea instalar, y al haber en la mayoría de los casos software de más de una empresa instalado en cada computadora los conflictos e incompatibilidades de software pueden quedar sin resolver, pues cada empresa podría aducir que su producto funciona correctamente y por lo tanto el problema es de la otra empresa. En el software libre, en cambio, lejos de trabajar gratis se sostiene el punto de vista contrario: "Nosotros le brindaremos un servicio integral, solucionaremos todos los conflictos informáticos que tenga su empresa y le brindaremos las soluciones informáticas que requiera". Es un servicio, como lo es el cathering que contrata la empresa para que sus operarios almuercen todos los días. Por lo tanto compartir las recetas y métodos propios con las otras empresas del gremio beneficia a todos al abaratar costos y solucionar problemas en común.
El campo de batalla entre el "Software Privativo" y el "Software Libre" ha sido y seguirá siendo económico; más allá de las ideas y las filosofías que puedan presentar ambos bandos y sus diferencias de percepción, las empresas ofrecen lo que tienen con la convicción de que es la mejor opción de negocios. Es el cliente, en definitiva, quien debe evaluar ambas opciones y determinar cual se adapta mejor a su presupuesto y a sus necesidades tecnológicas.
La pregunta "¿Es el software un producto o un servicio?" no ha tenido una respuesta unánime todavía, y es que probablemente no sea cuestión de encontrar una única respuesta sino que cada uno debe definir su forma de ver al Software. Sea cual fuere, de las dos maneras se puede hacer mucho dinero con él.
¿Y para uds? ¿El software es un producto o un servicio?
Peter Smile