miércoles, marzo 30, 2011

La Ley Pinedo, La no-solución al no-problema

El tema más caliente de la semana es la denominada "Ley Pinedo" que pretende imponer un marco de regulación a los contenidos en Internet. Entonces leí la ley, leí opiniones, apague la compu, respiré profundo y cuando me dispongo a escribir una crítica en este blog, me doy cuenta que en realidad no hace falta. La ley no tiene ni pies ni cabeza, está tan mal planteado el juego, ¡pero tan mal! que sinceramente no le veo futuro. Para los que no saben de que va la cosa, lo resumo en un párrafo, quizás el más ingenuo de todos:

"El proyecto busca definir que los ISPs y prov. de servicios en Internet sean responsables de los contenidos que allí se encuentran".

La analogía de Fabio me parece que lo ejemplifica magistralmente:

"Si vos tenés una pared y viene alguien y escribe "Chaca puto, a la B", quiere que la hinchada de Chacarita te haga responsable a vos por no haber pintado de nuevo tu pared y borrado eso."

A esta bizarrez legislativa se suceden una serie de vomitivas declaraciones que asumen un montón de suposiciones que, para el autor, y por evidente ignorancia, son reales y posibles. Este individuo probablemente cree que todo se hostea en el país, que no existen servidores en USA, en china, y que existen mecanismos para "controlar" todo lo que se publica en Google. Quizás pensó que un "google alerts" solucionaría gran parte de los problemas.

Esta bien, Pinedo puede escribir lo que quiera y proponer lo que quiera, está en todo su derecho y así funciona en un país cuasi-democrático como el nuestro. Y aunque como ya mencioné anteriormente, no creo que esto finalmente se promulgue, me parecía importante dejar asentado, en este pequeño espacio, que no solo no estoy de acuerdo con su ilusa óptica de las cosas en la Web; sino que tampoco estoy de acuerdo que personajes como el diputado del Pro sean quienes ponen el tema sobre el tapete. Me parece un tema extremadamente sensible, que requiere una discusión real; y que no se define en 10 puntos caídos en una noche de insomnio de un funcionario público con ganas de prensar su apellido.

Asi que, por lo pronto, lo dejamos aquí. Si por alguna de esas putas casualidades vemos que esto avanza un poco, ahí nos calentaremos un poco más.