El artículo es muy interesante, y está un poco en línea con una teoría personal que tengo respecto una característica un poco peligrosa de ésta era de la hiperconectividad y la sobrecarga de información.
A mi modo de ver las cosas, durante los últimos años, el ser humano aceleró el desarrolló de una especia de "coraza" sobre su capacidad de sensibilizarse.Esta coraza, que cada vez es más gruesa, es como un callo que obliga a los estímulos externos a ser cada vez más fuerte para ser percibidos y aceptados. Entonces las canciones de la radio tienen que sonar más y más fuerte, las películas de acción tienen que mostrar tripas volando en un baño de sangre cada tres minutos, las obras de arte tienen que ser más provocativas (contra la religión, el cuerpo humano, o la naturaleza) y las golosinas tienen que ser muy muy dulces (¡o increíblemente saladas!), entre otros pilares de nuestra sociedad como las tetas de las cantantes pop.
Quizás esta coraza sea una simple protección natural a esta gran exposición que tenemos a la información y a la comunicación, como una forma de cuidar la esencia natural del ser humano pero a veces me pregunto... ¿cuanto más podrá aguantar? ¿cuanto más grandes tendrán que ser las tetas de Katy Perry (o lo que se pone sobre ellas) para que sus discos se sigan vendiendo? ¿Cuanto más saladas tendrán que ser las papas fritas? ¿Y si reventamos antes? Mirar los videoclips o programas de televisión (sobre todo los realities) de países más desarrollados como Japón o Holanda es realmente escalofriante...
Está bueno ser conscientes de esto, y ver de que forma podemos nutrir y ejercitar no solo nuestra capacidad de asombro, sino también nuestra capacidad de sensibilizarnos a cosas un poco más cotidianas.